Estoy desconectada
materialmente de la vida. Sin celular, sin banda ancha y sin radio por que mis
objetos tecnológicos decidieron romperse en cadena. Que casualidad, ¿No?
O no, tal vez es una
cuestión que va más allá de que sea casualidad… porque yo buscaba poder desconectarme y no
podía, no lograba poder despegarme de estos objetos. Vuelvo a citar una frase de
Cerati (una vez más) que me hizo pensar así:
“tanto lo deseas, que al fin sucede”.
“tanto lo deseas, que al fin sucede”.
Verdaderamente me siento
bastante mejor después de casi una semana sin entrar a Facebook, MSN y demás
redes sociales. Me había olvidado lo aburridas que son. A Facebook no le encuentro otro sentido más
que sentarse frente a la pc a enterarse los chismes de los demás… igual admito
que un poco me gusta (modo Rial: ON). Admito que al
principio me puse de mul mal humor, pero pasó algo muy extraño, algo que
no es común en mi: PENSE EN EL LADO POSITIVO DE LA SITUACIÓN. Más que nada, creo que pensé así por que se puede vivir
sin toda esa información inservible, sin toda esa ¿basura? dentro de la cabeza. Y no me cambió la vida ni me
hizo mejor persona no tener internet, pero poder pasar tiempo sin “viciar” y
sin estar “conectada” con el resto del mundo me hizo pensar mucho (si ok, no
está bueno pensar mucho, pero bueno, se hace lo que se puede) en mi, en lo que
quiero. Estuve solo conmigo, lejos de absolutamente todo y (casi) todos. Este tiempo conmigo me sirvió para darme cuenta de que quiero crecer. Tengo que dejar cosas
atrás. Para poder avanzar
y crecer hay que abrirse, hay que dejar fluir las cosas y mirar para
adelante.